Rodrigo, mi alter ego. El yo sin reproches, el desinhibido. El que no tiene pelos en la lengua. Es el que usualmente tiene las ideas claras. El que no tiene miedo al hablar, al escribir, al expresarse. Es el canal por el cual expreso los temas incomodos, las verdades duras. O los sueños más inoportunos. Es el yo egoísta. El que me permito ser cuando siento que todo pierde sentido, que nada vale la pena. Es el Yo en primera persona en todo el sentido de la palabra (por más que esté redundando). Rodrigo suele ser el escudo protector. Ese caparazón en donde me resguardo (muchas veces cobardemente) para dar rienda suelta a todas esas cosas que por miedo no personifico ni personalizo. En los momentos donde la situación amerita un enfrentamiento, ahí esta Rodrigo para poner el pecho y la cara ante la crudeza de la realidad expresada.
Pero también está el otro Rodrigo. Es el medio por el cual me permito soñar, divagar, exagerar y fantasear un poco con la realidad. Rodrigo a veces puede llegar a hacer cumplir sus más anhelados sueños, sus fantasías mas profundas. Puede convertir una mirada en un encuentro fugaz, una noche cualquiera en un año nuevo inacabable, una salida en un amor imposible y una despedida fatal, una conversación en la historia de su vida. Rodrigo es mi forma de expresar eso que por temor al rechazo uno suele callar, por miedo a ser mal entendido a ser ignorado o menospreciado. Es el sentimiento hecho persona, los más profundos, esos escondidos en lugares que casi nunca llego a alcanzar.
Cuando comencé a escribir y me tope con la primera oportunidad que sentí la necesidad de “ocultar” mi nombre y encubrirme, pensé en varias opciones. Me acuerdo probé con varios nombres y diminutivos como seudónimos. Ninguno me convencía por completo, hasta que salto Rodrigo. Creo que es un nombre que de cierta forma “maloculta” el nombre que esta emplazando en realidad. Da cierto pie a ser reconocido sin dejar de ser un nombre diferente.
En estas ultimas semanas (hasta meses diría) Rodrigo ha permanecido en un estado de letargo profundo. De cierta forma me hace bien no tener que recurrir a este antifaz que me cubre el rostro para dar rienda suelta a lo que en verdad siento y pienso. Creo que es un buen paso en ese crecimiento personal que toda persona debe afrontar. No me arrepiento haber escrito todas las cosas que he escrito y mucho menos no me arrepentido de la forma como lo he hecho. Estoy seguro que cada texto tuvo su razón de ser en el momento en el que fue escrito. Siendo evaluado como iba a ser editado y publicado.
Pero de algo que también fui conciente siempre y hoy mas que nunca, con esa frialdad que te brinda el poder ver el problema con tiempo de análisis y reflexión, es que Rodrigo es un mal el cual espero haber combatido y derrotado. Pensando en frío no podía seguir engañandome a mi mismo cada vez que tenía miedo de expresar algo. No podía refugiarme en un ficticio cada vez que rehuía a mis problemas y demás demonios. Consolándome en el anonimato mal empleado para encubrir mis temores y errores.
Yo, soy una persona como cualquier otra. Una persona llena de defectos con algunas virtudes (espero). Un ser humano que comete errores, que trata de enmendarlos, no siempre gana pero algunas veces tampoco pierde (no sabe perder), que se enamora y sufre pero también goza y sonríe con la vida misma. Que vive su día a día esperando siempre ser mejor. No muy diferente que cualquier otro.
Definitivamente no todas las personas somos iguales, pero no me considero único ni especial, eso lo dejo a criterio de quien me quiera catalogar. Creo ser una persona de convicciones claras y eso es lo que de alguna forma me da cierta seguridad en mi mismo. Me da esa fuerza para tomar decisiones que para muchos pueden llegar a ser un tanto locas o tomadas a la ligera. Creo ser una persona bastante racional, poco fantasioso, mas guiado por datos ciertos que por soñadoras ilusiones. Pero a veces siento tener la capacidad de sonar e ilusionarme por los motivos que en verdad lo ameriten. Poco a poco (y gracias a una persona especial) cada día tengo menos miedo de dejarme llevar por el sentimiento ignorando la razón, esa razón que te encasilla, que te limita. Soñar no es malo siempre y cuando sientas que puedes cumplir esos sueños. Yo no sueño con imposibles. Hoy sueño con alguien especial, hoy me ilusiono con la idea de un futuro lleno de alegrías, de éxitos, de triunfos. Sueño con una vida mejor, pero todos esos sueños tienen sentido cuando miras a mi alrededor y ves que tengo todas las chances a mi favor. Hoy no necesito una mascara ni un antifaz, no necesito un seudónimo ni un escudo para decir lo que en el fondo deseo con todo mi ser. Hoy no tengo miedo.
Chau Rodrigo. Fue un gusto, me ayudaste en momentos difíciles, pusiste palabras en mis manos para publicarlas, fuiste una salida recurrente, el escape de emergencia de ese edificio en llamas que fue mi pasado atormentado por el desamor y el vacío. Me fuiste de gran ayuda y consuelo pero creo que hoy puedo seguir yo solo este camino que llamamos vida.
Atte.
SOS
Pero también está el otro Rodrigo. Es el medio por el cual me permito soñar, divagar, exagerar y fantasear un poco con la realidad. Rodrigo a veces puede llegar a hacer cumplir sus más anhelados sueños, sus fantasías mas profundas. Puede convertir una mirada en un encuentro fugaz, una noche cualquiera en un año nuevo inacabable, una salida en un amor imposible y una despedida fatal, una conversación en la historia de su vida. Rodrigo es mi forma de expresar eso que por temor al rechazo uno suele callar, por miedo a ser mal entendido a ser ignorado o menospreciado. Es el sentimiento hecho persona, los más profundos, esos escondidos en lugares que casi nunca llego a alcanzar.
Cuando comencé a escribir y me tope con la primera oportunidad que sentí la necesidad de “ocultar” mi nombre y encubrirme, pensé en varias opciones. Me acuerdo probé con varios nombres y diminutivos como seudónimos. Ninguno me convencía por completo, hasta que salto Rodrigo. Creo que es un nombre que de cierta forma “maloculta” el nombre que esta emplazando en realidad. Da cierto pie a ser reconocido sin dejar de ser un nombre diferente.
En estas ultimas semanas (hasta meses diría) Rodrigo ha permanecido en un estado de letargo profundo. De cierta forma me hace bien no tener que recurrir a este antifaz que me cubre el rostro para dar rienda suelta a lo que en verdad siento y pienso. Creo que es un buen paso en ese crecimiento personal que toda persona debe afrontar. No me arrepiento haber escrito todas las cosas que he escrito y mucho menos no me arrepentido de la forma como lo he hecho. Estoy seguro que cada texto tuvo su razón de ser en el momento en el que fue escrito. Siendo evaluado como iba a ser editado y publicado.
Pero de algo que también fui conciente siempre y hoy mas que nunca, con esa frialdad que te brinda el poder ver el problema con tiempo de análisis y reflexión, es que Rodrigo es un mal el cual espero haber combatido y derrotado. Pensando en frío no podía seguir engañandome a mi mismo cada vez que tenía miedo de expresar algo. No podía refugiarme en un ficticio cada vez que rehuía a mis problemas y demás demonios. Consolándome en el anonimato mal empleado para encubrir mis temores y errores.
Yo, soy una persona como cualquier otra. Una persona llena de defectos con algunas virtudes (espero). Un ser humano que comete errores, que trata de enmendarlos, no siempre gana pero algunas veces tampoco pierde (no sabe perder), que se enamora y sufre pero también goza y sonríe con la vida misma. Que vive su día a día esperando siempre ser mejor. No muy diferente que cualquier otro.
Definitivamente no todas las personas somos iguales, pero no me considero único ni especial, eso lo dejo a criterio de quien me quiera catalogar. Creo ser una persona de convicciones claras y eso es lo que de alguna forma me da cierta seguridad en mi mismo. Me da esa fuerza para tomar decisiones que para muchos pueden llegar a ser un tanto locas o tomadas a la ligera. Creo ser una persona bastante racional, poco fantasioso, mas guiado por datos ciertos que por soñadoras ilusiones. Pero a veces siento tener la capacidad de sonar e ilusionarme por los motivos que en verdad lo ameriten. Poco a poco (y gracias a una persona especial) cada día tengo menos miedo de dejarme llevar por el sentimiento ignorando la razón, esa razón que te encasilla, que te limita. Soñar no es malo siempre y cuando sientas que puedes cumplir esos sueños. Yo no sueño con imposibles. Hoy sueño con alguien especial, hoy me ilusiono con la idea de un futuro lleno de alegrías, de éxitos, de triunfos. Sueño con una vida mejor, pero todos esos sueños tienen sentido cuando miras a mi alrededor y ves que tengo todas las chances a mi favor. Hoy no necesito una mascara ni un antifaz, no necesito un seudónimo ni un escudo para decir lo que en el fondo deseo con todo mi ser. Hoy no tengo miedo.
Chau Rodrigo. Fue un gusto, me ayudaste en momentos difíciles, pusiste palabras en mis manos para publicarlas, fuiste una salida recurrente, el escape de emergencia de ese edificio en llamas que fue mi pasado atormentado por el desamor y el vacío. Me fuiste de gran ayuda y consuelo pero creo que hoy puedo seguir yo solo este camino que llamamos vida.
Atte.
SOS
ME, MYSELF AND MY BLOG. ME ENCANTA COMO REVIENTA ESTA CANCION.