Monday, June 9, 2008

El Destino, El Amor y Nosotros

Uno sin querer, a veces trata de darle a su vida un aire novelesco, a veces exagerando en la dramatización y otras tantas veces en la tragedia. Uno cree que va a encontrar al amor de su vida en la calle, caminado, cruzan miradas, se sonríen y siguen su camino. Se vuelven a cruzar, vuelven a sonreírse y conversan. En esa conversación se enteran que tienen mucho en común. Se sienten como almas gemelas que estaban destinadas a encontrarse en ese exacto momento, en ese preciso lugar. Como que el universo conspiro para que ellos se conocieran y sean felices por el resto de sus vidas. Encuentran el complemento que les hacia falta.

Como sacado de una novela, la historia sigue así. Ella se acerca, se presenta, me habla. En mí despistado mundo nunca la había visto. Como si hubiera salido de la nada, el solo verla fue como si un rayo me cayera encima. Me habló, me dejó sin reacción. Nos conocimos en base a cualquier excusa. No importa, la idea es que nos conocimos. Me gusto desde el primer momento y por lo visto yo le guste desde antes de conocerme.

El conocernos, fue solo el primer paso. Lamentablemente ese no era nuestro momento, solo tuvimos una bonita amistad, mas que una experiencia fue un bonito recuerdo que valía la pena revivir de vez en cuando, pensando que alguna vez conocí a esta chica preciosa y que sin saberlo me enamoro con su sonrisa pero nunca tuve el valor de decírselo.

Pasaron dos meses y la volví a ver, lo bueno de este encuentro es que pude conocer a su hermana. Una chiquita linda para ese entonces, pero detalle importante para el futuro. Ese nuevo encuentro fue reencuentro y despedida al mismo tiempo. Era el último mes que iba al instituto. Lo iba a dejar y quizás nunca más la iba a ver.

Pasaron poco más de dos años y me encontré con su hermana, por esas cosas del destino yo cambie mi horario por tratar evitar a una persona y terminamos coincidiendo en el mismo salón. Me contacto con su hermana y comenzamos a hablar a diario por teléfono. Creamos un vínculo especial a través de la línea telefónica. Me hablaba de sus clases en la universidad, de sus amigos, yo le contaba sobre mis planes de futuro y como me había ido en esos dos años sin vernos. No paso mucho tiempo para que tuviéramos una relación diferente. Existía un interés de uno sobre otro que nos motivaba a tratarnos de forma especial.

Como si el destino no hubiera hecho mucho para coincidir, un día suena el teléfono en el mismo instante que yo ingresaba a mi casa. Contesto y era ella. Estaba en la esquina de mi casa y quería asegurarse que yo estuviera ahí para poder vernos. Salía de la casa de una amiga y estaba camino a la suya cuando decidió pasar a visitarme. No nos habíamos visto desde hacia dos años atrás. Cuando la ví volvió a tomar sentido todo eso que me encanto años atrás cuando recién la conocí. Fue amor al instante que me miró a los ojos y me dijo hola. Como en Jerry Mcguire cuando regresa a buscar a Dorothy al final de la película y le da todo el discurso del “you completes me” y ella le dice: shut up, you had me at hello…

El resto de la tarde y parte de la noche la pasamos conversando. Caminando alrededor del parque, los dos cogidos de la mano. Nos hablábamos y nos mirábamos encantados. Deleitados el uno con el otro, pensando que el tiempo no había pasado y que todo era posible juntos. Esas horas juntos fueron eternas, la noche parecía inacabable, infinita. Sellamos la velada con un beso. Esa fue la muestra que necesitamos para dar por iniciada una relación que iba mas allá de la amistad. Un beso que demostraba lo que todo este tiempo, todos esos años, todas esas llamadas encerraban. Un beso que fue el símbolo de que todo era posible dentro de una sola noche.

Otra vez el destino movió sus fichas y lamentablemente la relación no se pudo dar. Nuestros tiempos, horarios, amistades, nada coincidía. No nos podíamos ver, no teníamos tiempo para nada. No resulto. Lo hablamos y lamentablemente nos alejamos. A partir de ese día, un poco más de un mes después de habernos reencontrado, nos dijimos adiós y nunca más nos volvimos a ver.

Año y medio después, una noche de viernes, yo llegaba de la universidad y me comentan que en esa mañana vino a mi casa. Quería despedirse porque a los pocos días esta viajando a vivir fuera del país.

Quise llamarla pero lo no hice en su momento, cuando lo decidí había perdido el numero, nunca pude decirle adiós. No tuve oportunidad de despedirme y decirle que por mas que nunca la vuelva a ver siempre la iba a recordar, que en mí podía encontrar un amigo en quien apoyarse cuando mas lo necesite. Pero en fin, todo eso quedo solo en mi cabeza. Lo lamente mucho pero ya estaba hecho. Ella ya estaba lejos y yo seguí con mi vida.

Pasaron siete años desde su partida, en varias ocasiones, en diferentes momentos, trate de contactarla. Quería saber que había sido de su vida. Como estaba y que cosas le había destinado la vida. Pero todos mis limitados esfuerzos fueron en vano. Cada uno sigo con su vida. En esos siete años conocí mucha gente. Termine mi carrera, comencé a trabajar, me enamoré, me desilusiones, sufrí y también fui feliz. Aprendí mucho, madure y crecí como persona. Aprendí lo que es amor y sus consecuencias. Descubrí lo que es amar a otra persona por sobre todas las cosas y así también entendí que cuando uno no esta destino a seguir cierto camino tiene que ser fuerte y seguir adelante. Ella también hizo lo mismo. Busco una nueva vida lejos, dejo de lado a la niña y se convirtió en un maravillosa mujer. Se casó, tuvo una hija, sufrió por amor y también creció. Cada uno a su modo supo llevar ese tiempo separados sin pensar que sus caminos se podrían volver a cruzar.

En el momento que menos lo esperaba, una nueva esperanza nació. Un día, después de haberla buscado sin éxito alguno, ella es la que termina encontrándome. Solo basto un pequeño indicio para saber que era ella. Hablamos, nos reconocimos, nos reencontramos, bastaron unas cuantas palabras para saber que la magia nunca desapareció. Que ese vinculo que alguna vez nos unión aun existía. Saber que ella completa esos vacíos que te deja la vida. Sentir que te entiende sin dar muchas explicaciones, anticipar lo que uno va a decir sin siquiera mirarla. Saber que no existe persona que te pueda querer sin si quiera haber escuchado tu voz. Solo bastaron unas palabras para sentir que el verdadero amor si existe. Que las distancias son las que uno crea dentro de si y que no importa el lugar, el tiempo ni los motivos, que todo es valido cuando sientes que entregarte sin dudarlo es lo mejor que puedes hacer. Entregarte sin medir consecuencias porque no hay nada que te haga dudar de la existencia de un sentimiento que es capaz de unir a dos personas que alguna vez se quisieron y que a pesar del tiempo y la distancia nunca dejaron de amarse.

Uno se pregunta si seremos felices juntos. Yo creo que si, porque creo que lo merecemos, no creo en la suerte pero si en el destino. Las cosas tienen una razón de ser. Las coincidencias solo son útiles si es que el momento es el mas oportuno. Te busque varias veces y tu fuiste la que me encontraste. Hablamos poco y me volviste a enamorar. Todo tiene sentido... todo... Si ella no me hubiera presentado a su hermana en el instituto cuando hace 10 años atrás. Quizás cuando me la cruce en el mismo salón de clases, dos años después, no la hubiera reconocido y no nos hubiéramos reencontrado en esa oportunidad. Si el día que ella llamo a mi casa para poder verme yo me hubiera demorado un minuto mas en abrir la puerta, en mi casa le hubieran dicho que no estaba y quizás no nos hubiéramos visto ese día. Quizás si el día que fue a despedirse me hubiera encontrado, hubiéramos dado por terminado un capitulo mas en nuestras vidas y no hubiéramos dejado la historia inconclusa que tuvimos, no habríamos dejado incompleta esta historia que tiempo después nos vuelve a unir tratando de completar esa parte de nuestras vidas que nunca finalizamos.


SOS